Lengua bífida,
Palabras de fuego,
Exclamaciones ponzoñosas,
Preguntas maliciosas.
Sizañas filosas,
Lanzas de malintenciones,
Sadomasoquista sin remedio,
En los oscuro quedarás,
Aunque varios acepten tu juego.
duda
R- Primavera
Mañana, 21 de septiembre, es el día en que vuelve la primavera (o mi prima-vera) y todo el mundo está emocionado porque es el mes en que las flores nacen y sonríen. Es el mes en que, al igual que las flores, los enamorados florecen por las esquinas y rincones.
Es entonces, cuando los problemas y preocupaciones, que hasta ese momento parecen estar ocultos bajo la cama, empiezan a escabullirse y llegar hasta los oídos de la gente, así como secretos a voces.
Los conflictos de pareja parecen querer resolverse durante este tiempo. Los problemas se convirtieron entonces en una bomba en la que ya empezó la cuenta regresiva.
Los solteros empiezan a intensificar la búsqueda de los amores, aunque sean pasajeros, y los enamorados comienzan a pensar distintas maneras de renovar e intensificar su amor.
Mientras tanto yo, me preocupo por la(s) alergia(s), a la(s) cual(es) le(s) tengo pavor.
H- Ojos.
Camino sobre nubes,
En un sendero invisible,
No sé si es tu sonrisa,
O tus ojos de amante,
Lo que me hace sentir,
Tan reconfortante.
H- Deseo
¡Desesperación me da!
¿No Ves está timidez
Que siento cuando te veo,
Qué tengo cuando te siento?
•
¿A caso no ves que está indiferencia,
Es producto del pánico
Y del pesimismo traidor de mi ser?
•
Quisiera romper mis barreras,
Y en un acto de arrojo,
Sentir el regocijo de decirte,
Todo lo que no puedo.
•
Perdóname si me agobio,
Perdóname si me ahogo en palabras
¿A caso no ves que mi vergüenza, opaca a mí honestidad?
H- Mirame
Mirame.
Mirame bien.
Mirame y que tus ojos hablen.
Que hablen por mí.
Por vos.
Por los dos.
Quiero que me digas lo que no te atrevés y seas sincero por una vez.
No tengas miedo…
yo no lo tengo.
Bueno…
Un poco quizás.
Pero no importa, estoy lista.
¿Y vos lo estás?
R- Rutina
Odio la rutina.
Quizás es muy fuerte empezar un texto así, pero es que no hay otra manera de describir mi repudio hacia ella. Cuando siempre se hace lo mismo, termina siendo cansino.
Entiendo y respeto que a mucha gente le guste, pero no es mi caso. (pese a que me guste planificar).
¿Lo malo? Es que hay un punto de conexión.
Tanto a los que les gusta la rutina como a los que nos gusta planificar, esperamos que sea todo perfecto, o que por lo menos no haya imprevistos.
Pero, claramente, si hay algo previsible de la vida, es que es imprevisible, por lo que nada termina sucediendo como uno se lo imagina.
El año 2018 se convirtió en una rutina.
Creo que por eso lo odié tanto, y, como es evidente, nada salió como lo esperaba.
No voy a detallar cuál fue mi rutina porque justamente era esa, escapar de ella: Me levantaba, reaccionaba, escapaba, dormía.
No
No
No
No
Y
No
Pero bueno, hubo momentos agradables.
Palabra clave: cierre.
Cerré muchos ciclos y lo bueno de cerrar ciclos es que nuevos se abren y los espero ansiosa.
Cerré con candado muchas puertas, pero de a poco se fueron abriendo nuevas y estoy esperando a que se abran las del 019.
¿Es muy contradictorio si digo que odio las sorpresas, pero que cuando ellas me encuentran me gustan?
Espero encontrarme con muchas en este año. (Obviamente buenas, porque para malas tuve suficientes en el 018)
Si hay una decisión que me enorgullece, es la de haberme decidido a abrir este WordPress y publicar lo que escribo.
Pensé que no lo iba a leer nadie, pero para mí sorpresa, hay un par de personas que me leen y eso me hace sumamente feliz. Saber que mis palabras le llegan a alguien, me llena completamente.
Gracias.
Debo ser sincera, estuve pensando mucho en qué escribir para año nuevo. Por eso tarde tanto…
Pero acá está. Cómo dice el refrán: tarde, pero seguro.
Ahora que lo pienso: pensar mucho (quizás demasiado) ¿También es parte de la rutina?
Puede que sea una estupidez que recién haya llegado a esta conclusión pero:
«La vida es rutinaria, porque incluso el simple hecho de escapar de ella se convierte en rutina.
Entonces, depende de uno. Ver hasta qué punto se la enmascara para que sea menos rutinaria»
Bueno ya está, ya me hice la filósofa… Qué se le hace, ¿Ya les dije que me gusta delirar?
Todo para decir:
Gracias y que el 2019 los sorprenda con cosas buenas, y que la vida (osea la rutina) venga con agradables sorpresas. Buen año 🥂
R- Víspera de Navidad
8 de Diciembre:
Comienzo de decoraciones navideñas.
Hacer las decoraciones indicadas para la fecha me producen vagancia extrema. De hecho, tuve varias peleas respecto al tema:
-No decoremos nada.
-¿Cómo no vamos a decorar? ¡Es tradición!
-Empecemos una nueva: la de no decorar.
(Viene la frase)
-Bueno, no ayudes, lo hago sola.
Y es así como mi mamá gana la mega batalla del decorado de la casa.
La culpa me gana y termino ayudando.
Pero debo admitir que una vez terminada digo: ¡pero qué bonito que quedó! Y se me escapa alguna que otra sonrisa cuando veo la imaginación que vuelca otra persona al momento de hacer su propia decoración.
La ciudad se viste de rojo y blanco. Dorado y plateado en otros casos. Algunos directamente hacen un sin fin de colores…
Bueno, para gustos colores.
Sí, reconozco que cambia y alegra la vía pública…
Del 8 pero sobre todo el 22, 23 y 24 de diciembre: disfraces
La gente usa gorros, disfraces, o hace alusiones al mítico Papá Noel. Y siempre me pregunto: ¿Pero por qué? Si en Argentina para estas fechas te estás muriendo de calor. Pero pese al calor los usan. Se ven las gotas de sudor y sin embargo sonríen.
Basta con caminar por la calle para encontrar a un Papá Noel que te pide que dones para «x» causa. A promotoras dando muestras de perfumes vestidas con los típicos trajes navideños. Y otros comerciantes más osados que también tienen algún detalle del señor de barba.
Mamás, tíos, papás, abuelos, comprando arbolitos o adornos (alguno que lo dejó para último momento), sin contar la cantidad de gente que hay con bolsas de regalos en mano.
Los nenes disfrazados o llevando cartitas a los buzones especiales, o haciendo fila para sacarse la foto con el señor que maneja el trineo.
Todo hace alusión a él.
(Y en menor medida al pesebre, pero éste siempre vigente).
Mmm, bueno sí, un poquito contagia el espíritu.
24 a la noche: reuniones
Llega el 24 a la noche y la familia y amigos reunidos. Comida especial del día: mayonesa de atún, Vitel toné, picada y alguna otra cosa que se me escapa.
Sí, adivinaron: ninguna me gusta pero al resto del mundo sí.
Siempre ruego con que haya pollo, algo de carne, o una ensalada normal para que pueda comer simulando yo ser -valga la redundancia- normal (y comer sin arcadas).
Se acercan las doce:
10
Se termina de cenar
9
Se miran todos en complicidad
8
Se abre el champagne, la fresita (o lo que sea para brindar)
7
Se traen las copas
6
Los adultos preguntan a los chicos: ¿Le pusiste la cartita a Papá Noel en el arbolito?
5
Los chicos contestan entusiasmados: ¡¡¡¡¡síiiii!!!!!
4
Un adulto entre la muchedumbre se aleja para disfrazarse.
3
La gente grita:
«2»
«1»
¡Feliz navidad!
Se abrazan
Se besan.
Brindan.
Todo junto.
Se convierte todo en una mezcla de risas, y brindis.
Suenan los primeros fuegos artificiales.
Todos van a ver.
¡Aparece Papá Noel! Y nunca falta el chico que se esconde porque tiene miedo, y el otro que se emociona.
Ni hablar del que se da cuenta que sospechosamente tiene la voz del tío:
«Euuuuu, tenés la misma voz que el Tío Braulio»
Empieza el intercambio de regalos.
«Justo lo que quería»
«Justo lo que necesitaba»
«¡Gracias abu! Plataaaa»
«Gracias por las medias»
«Yo le pedí a Papá Noel el último auto x3000 manejado con el celu, y me trajo una remera, mamaaaaaaa»
Y así podría seguir con mil frases más. Los adolecentes o adultos jóvenes suelen juntarse entre ellos para ir a bailar.
Poco después de las doce llega mi momento más esperado: la típica comida después de la cena (y esa es la mejor): turrones, pan dulce de varios tipos, garrapiñadas, confites, confites con chocolate, con maní, Marroc, mantecol y así podría seguir con las delicias típicas que se pueden comer durante todo el año, pero que siempre están vigentes en navidad (sin contar el helado).
Son las seis de la mañana y cada familia se va a su casa.
Los amigos vuelven de bailar.
El 25 a la mañana, tarde y noche se sigue festejando.
Es una rutina.
Todos sabemos cómo es la navidad, y sabemos que esto se repite una y otra y otra y otra y otra y otra vez.
Pero a pesar de eso, uno la sigue haciendo.
¿Será esa la magia de la Navidad?
H- Halloween
Empezó octubre.
Un mes de temer.
Un mes donde los muertos renacen.
Un mes donde los demonios despiertan.
¿Qué?
¿Halloween?
¡JA!
Ojalá Halloween me asustara.
¿Una historia de terror?
¿Una película de miedo?
Pero por favor,
Historias de miedo son las reales.
Superan a las historias creadas por escritores.
No en vano el famoso dicho: La realidad supera la ficción.
¿Qué hay peor que los malos recuerdos?
¿Qué hay peor que las malas experiencias vividas?
¿Qué hay peor que las terribles decepciones?
Momentos divinos se convierten en pesadillas.
Descubrimientos tormentosos.
Mentiras y desengaños.
Lobos con piel de oveja.
Callejones sin salida.
¡Ojalá me asustara Halloween!
Ojalá me asustara.
Ojalá…
H- ¿Y ahora?
Y si no se despierta, ¿Qué será de mí? , ¿A dónde iría?, ¿Quién me guiaría? Son preguntas que me repito una y otra vez. Bajo el cielo azul de la noche, me encuentro sola pensado qué va a ser de mí. No voy a llorar, no ahora. Soy fuerte, ¿O no lo soy? Termino de fumar el último cigarrillo y camino hacia mi casa. A oscuras. Con frío. ¿Así se sentirá siempre a partir de ahora?
Ya en mi cama miro el techo aturdida. Al lado el teléfono. Lo miro como si esperara la llamada final. ¿Lo desconectaré? ¿Apagaré el celular? No. No. Mejor pensar en otra cosa. Prendo la televisión para que haga un poco de ruido y no escuchar mis pensamientos.
Son las doce de la noche. No llamó nadie. ¿O sí? Miro el teléfono: está conectado. Miro el celular: no tengo llamadas perdidas, solo algún que otro mensaje de WhatsApp sin importancia. Me tapo la cara. ¿Por qué tengo tanto miedo? Apago el televisor. Lo que al principio fue una compañía ahora es una molestia. ¿Se despertará? ¿Y si no lo hace? ¿Y si mejor voy?
Salgo de bañarme y con la toalla aún puesta vuelvo a mirar los teléfonos. Comenzó a llover fuerte, ¿Y si mejor voy? ¿Y si voy y no tengo señal y llaman a mi casa? Respiro hondo y me recuesto en la cama. Por primera vez, no sé qué hacer. Suena el teléfono. ¿Lo atiendo? Segundo timbrazo. ¿Qué hago? ¿Y si es la peor noticia? Tercer timbrazo: ¿Hola? Colgué. Me da miedo saber la respuesta. Mejor espero a ver si llaman. ¿O mejor voy?…
Esta es una producción que escribí para un Taller de escritura creativa llamado: La sopa en la mosca.