H-Cuarto menguante

I. PRIMAVERA

«Si se despertara de aquel sueño infinito, estaría más feliz»

«Sí, eso es»

Eso pensó desde su más inocente consciencia.

Se acercó a su hermana, como se acerca un gato a su dueño. La miró y le acarició la cara. En su cabeza, ella le sonrío. Pensó en todos los juegos que iban a hacer juntos: las escondidas, la mancha… la cantidad de travesuras que iban a hacer en el patio del colegio, así como reírse de su maestra mientras discuten sobre la tarea de lengua y matemáticas. Pensó en todo eso y en otras travesuras propias de hermanos que no les voy contar, y esa adrenalina de lo urgente, de querer hacer todo eso y más, lo hacía emocionar aún más.

Cuando despiertes, lo primero que vamos a hacer es volver a casa a mirar películas con mamá y papá. Vamos a ir al parque a darle pan a las palomas y después vamos a correr carreras, ¡Vas a ver cómo te gano!, pero primero…

Volvió a acariciarle la cara y le puso una flor en el pelo:

– Tengo un plan, para que volvamos a jugar juntos.

Dicho esto agarró un vaso con agua y  se dispuso a tirarselo en la cara, pero una fuerza invisible le sostuvo el vaso. Se dio vuelta y vio a una mujer de unos cuantos años, pelo recogido en un rodete y vestida de blanco.

-¿Qué hacés?

Él no pudo contestar, sólo la miró con temor y temblor. La mujer se enterneció y le acarició la cabeza: pobre chico.

II. OTOÑO

Ya en su casa, su mamá le tomó la mano. Él la abrazó  y se quedaron en silencio. Ese momento fue el ejemplo perfecto en que se demuestra que las palabras sobran. Era todo lo que ella y él necesitaban. Pero, mientras el infante encontraba paz, la madre intentó sostener las lágrimas.

-Ma, ¿falta mucho para que Juli despierte?

Vino el papá, y le acarició la cabeza. La mamá lo miró agradeciendo que estuviera allí y la salvara de la contestación.

-Vamos Santi, a bañarte.

El niño abrazó al padre y se fue al baño.

Los padres se miraron y se abrazaron buscando la misma contención que buscaba Santi anteriormente.

III. Invierno

Sonó el teléfono y el padre contestó:

-¿Hola?

La madre observaba atenta desde la distancia.

Pedro cuelga.

Le habla.

Pero en sus oídos,

sólo retumbó un pitido.

 

 

 

 


 

Nota personal:

Ayer terminé de ver la primera temporada de Bajo Sospecha, y me inspiró a este relato. No está relacionada con su historia en un 100%, pero me sirvió de base.

Si no vieron la serie, déjenme decirle que te mantiene en un hilo permanente. Produce una sensación de vértigo que es difícil de aguantar…  Aunque me quedó un sabor un poco amargo porque el final de temporada no fue un diez (en lo que a mí me refiere) porque pude adivinarlo. Pero una cosa no quita la otra, valió la pena verla, sobre todo por cómo mantiene las líneas de tensión.

 

H- Entendemiento

Acostumbrada a la oscuridad, ya no tenía miedo de estar.

No tenía miedo de los gritos a media noche, ni de los ladridos de los perros alterados de la madrugada.

No tenía miedo siquiera, a los roces de fantasmas ni de los recuerdos ancestrales, que a veces aparecían a su cabeza, sólo porque ellos estaban aburridos.

En la oscuridad, ella encontró su manera de ser feliz. Era feliz. O eso pensaba.

De golpe un halo de luz la asustó. ¿Qué era eso a lo que no estaba acostumbrada? Realmente quiso esconderse más en la oscuridad, quiso taparla con los muebles no visibles para el ojo humano, pero sí para los suyos, pero no pudo.

Lo que empezó como un rayo ínfimo, empezó a tomar forma y a arrasar con todo a su alrededor.

No le dio tiempo a pensar.

La luz la encegueció.

Cuando se dio cuenta, descubrió los colores, el brillo y los sonidos agradables, pero ahora, ¿qué iba a ser con tanto?

Estaba confundida y perturbada. Miró a su alrededor y vio los colores de su casa. De su hogar. Estaba todo igual, pero no era igual.

La luz y el brillo seguía encegueciéndola.

– ¿Por qué estás triste?

–  No sé si estoy triste, no sé cómo sentirme. Sólo estoy.

– ¿No te gusta?

– Tampoco es que me disgusta, sólo que es tan…

– ¿Diferente?

– Demasiado

Un calor invisible rozó su espalda y ella sonrío. Sabía que todo iba a estar mejor.

H- Deseo

¡Desesperación me da!
¿No Ves está timidez
Que siento cuando te veo,
Qué tengo cuando te siento?

¿A caso no ves que está indiferencia,
Es producto del pánico
Y del pesimismo traidor de mi ser?

Quisiera romper mis barreras,
Y en un acto de arrojo,
Sentir el regocijo de decirte,
Todo lo que no puedo.

Perdóname si me agobio,
Perdóname si me ahogo en palabras
¿A caso no ves que mi vergüenza, opaca a mí honestidad?

H- Mirame

Mirame.

Mirame bien.

Mirame y que tus ojos hablen.

Que hablen por mí.

Por vos.

Por los dos.

Quiero que me digas lo que no te atrevés y seas sincero por una vez.

No tengas miedo…
yo no lo tengo.

Bueno…

Un poco quizás.

Pero no importa, estoy lista.

¿Y vos lo estás?