Lengua bífida,
Palabras de fuego,
Exclamaciones ponzoñosas,
Preguntas maliciosas.
Sizañas filosas,
Lanzas de malintenciones,
Sadomasoquista sin remedio,
En los oscuro quedarás,
Aunque varios acepten tu juego.
amor
R- NO ENTIENDO
¿Cómo puede ser que todavía no haya aprendido del pasado?
¿Cómo puede ser que no hayan aprendido del pasado?
¿Cómo puede ser que se vuelva al punto de inicio, una y otra, y otra, y otra vez?
¿Cómo puede ser que vuelva a elegir mal?
¿Cómo puede ser que todavía…? quiero
H- Ojos.
Camino sobre nubes,
En un sendero invisible,
No sé si es tu sonrisa,
O tus ojos de amante,
Lo que me hace sentir,
Tan reconfortante.
H- Deseo
¡Desesperación me da!
¿No Ves está timidez
Que siento cuando te veo,
Qué tengo cuando te siento?
•
¿A caso no ves que está indiferencia,
Es producto del pánico
Y del pesimismo traidor de mi ser?
•
Quisiera romper mis barreras,
Y en un acto de arrojo,
Sentir el regocijo de decirte,
Todo lo que no puedo.
•
Perdóname si me agobio,
Perdóname si me ahogo en palabras
¿A caso no ves que mi vergüenza, opaca a mí honestidad?
H- Mirame
Mirame.
Mirame bien.
Mirame y que tus ojos hablen.
Que hablen por mí.
Por vos.
Por los dos.
Quiero que me digas lo que no te atrevés y seas sincero por una vez.
No tengas miedo…
yo no lo tengo.
Bueno…
Un poco quizás.
Pero no importa, estoy lista.
¿Y vos lo estás?
R- Rutina
Odio la rutina.
Quizás es muy fuerte empezar un texto así, pero es que no hay otra manera de describir mi repudio hacia ella. Cuando siempre se hace lo mismo, termina siendo cansino.
Entiendo y respeto que a mucha gente le guste, pero no es mi caso. (pese a que me guste planificar).
¿Lo malo? Es que hay un punto de conexión.
Tanto a los que les gusta la rutina como a los que nos gusta planificar, esperamos que sea todo perfecto, o que por lo menos no haya imprevistos.
Pero, claramente, si hay algo previsible de la vida, es que es imprevisible, por lo que nada termina sucediendo como uno se lo imagina.
El año 2018 se convirtió en una rutina.
Creo que por eso lo odié tanto, y, como es evidente, nada salió como lo esperaba.
No voy a detallar cuál fue mi rutina porque justamente era esa, escapar de ella: Me levantaba, reaccionaba, escapaba, dormía.
No
No
No
No
Y
No
Pero bueno, hubo momentos agradables.
Palabra clave: cierre.
Cerré muchos ciclos y lo bueno de cerrar ciclos es que nuevos se abren y los espero ansiosa.
Cerré con candado muchas puertas, pero de a poco se fueron abriendo nuevas y estoy esperando a que se abran las del 019.
¿Es muy contradictorio si digo que odio las sorpresas, pero que cuando ellas me encuentran me gustan?
Espero encontrarme con muchas en este año. (Obviamente buenas, porque para malas tuve suficientes en el 018)
Si hay una decisión que me enorgullece, es la de haberme decidido a abrir este WordPress y publicar lo que escribo.
Pensé que no lo iba a leer nadie, pero para mí sorpresa, hay un par de personas que me leen y eso me hace sumamente feliz. Saber que mis palabras le llegan a alguien, me llena completamente.
Gracias.
Debo ser sincera, estuve pensando mucho en qué escribir para año nuevo. Por eso tarde tanto…
Pero acá está. Cómo dice el refrán: tarde, pero seguro.
Ahora que lo pienso: pensar mucho (quizás demasiado) ¿También es parte de la rutina?
Puede que sea una estupidez que recién haya llegado a esta conclusión pero:
«La vida es rutinaria, porque incluso el simple hecho de escapar de ella se convierte en rutina.
Entonces, depende de uno. Ver hasta qué punto se la enmascara para que sea menos rutinaria»
Bueno ya está, ya me hice la filósofa… Qué se le hace, ¿Ya les dije que me gusta delirar?
Todo para decir:
Gracias y que el 2019 los sorprenda con cosas buenas, y que la vida (osea la rutina) venga con agradables sorpresas. Buen año 🥂
H- Oscuridad
En un silencio, apareció.
Quieto.
Discreto.
Tranquilo.
No tenía apuro.
A pesar de no emitir palabra y no vestir de manera llamativa, su presencia era muy fuerte: sus ojos oscuros brillaban como faroles. Su pose erguida y elegante marcaba territorio. Su pelo lacio y sin volumen, definía su silueta. Sin decir nada, decía todo.
Y así, de un momento a otro, la gente empezó a callar.
Las personas que bailaban, tomaban, bebían y hablaban, se quedaron inmóviles frente a ese ser.
Sonrío. Miró a su alrededor y la vio: frágil, bella y risueña. Irradiaba luz, paz y serenidad. Ella al igual que él no emitía sonido, pero hablaba con su presencia.
Sin hablar, él se acercó, frente a un público expectante que no entendía la situación.
La besó.
Ella lo miró.
Sonrieron los dos.
Acto seguido, sin emitir palabra, fiel a su estilo, él volvió a la oscuridad de donde apareció, pasando por las personas que seguían igual de inmóviles. Cuando se esfumó como por arte de magia, la vida reanudó. Todos volvieron a su estado anterior: bailando, comiendo, bebiendo y hablando.
Todos menos ella, quien quedó inmóvil, callada y desorientada. Un frío recorrió su espalda.
Pasó el tiempo. De él nunca más se supo nada, pero ella ahora viste de negro, irradia tristeza y la acompaña siempre un aura negra.
Se dice que todavía lo espera.
H- Al finalizar la guerra (Antes).
Cuando era chica, cinco o seis años, me consideraba una de las personas más afortunadas de todo el mundo. Tenía un padre con el que me pasaba la noche jugando y a una madre dulce y risueña que me ayudaba a dormir contándome cuentos de hadas y princesas.
Después nació mi hermanita, Jazmín. Al principio tuve celos, pero después, cuando creció un poco, entendí que no había mejor cosa en el mundo que tener a una hermana. Éramos felices, parecía que nada iba a poder cambiar nuestra felicidad, hasta que, al pasar unos años, ocurrió. Un día, sin dar previo aviso, empezaron a decir en las noticias que el país estaba en guerra, me acuerdo que no le di mucha importancia, hasta aquella noche.
Recuerdo que estaba con mi hermana en el cuarto y de repente, escuché un ruido. Un
golpe seco que retumbó en el silencio de la noche. Tuve miedo, pero fui valiente y quise
ver. Empecé a caminar por el pasillo de manera silenciosa, tenía presente las advertencias de mis padres de que si veía algo raro, tenía que agarrar a mi hermana y llevármela lejos, no importe donde, sino irme. Caminé, a paso lento y firme, hacia ese lugar donde escuché el ruido. Llegué al cuarto de mis padres y me asomé sigilosamente a ver qué ocurría. Lo que presencié nunca lo pude olvidar. Mi mamá lloraba a mares y mi papá intentaba consolarla, diciéndole que iba a la guerra por voluntad propia, pero no había manera. Estaba rota.
Todavía recuerdo su voz dando explicaciones que ni yo lograba comprender. Sin darme
cuenta, lloré como mi mamá, las lágrimas caían por mis mejillas y de repente, siento algo
en mi pierna, era mi hermana, que me miraba con ojos llorosos mientras se aferraba a mi fuerte. Sólo pude abrazarla.
Escrito realizado para una materia de la Universidad.
Párrafo
Abro un paréntesis en mi blog.
El siguiente párrafo pertenece a uno de los libros que más me gustan. La razón por la que lo trascribo, es porque aunque no lo creas, me inspira. Son esas frases que por algún motivo que se me escapa, me llegan al alma.
El párrafo dice:
“Estamos hechos de unos hilos tan delicados como imposibles de separar. Nadie ve nunca, o casi nunca, el momento en el que el corazón apoya su mano en algo. Elige. Mira. Luego eso queda unido y te acompaña toda la vida, como un secreto que es tuyo, pero le pertenece al corazón. Nadie ve nunca, o casi nunca, como tampoco vio Arno esa tarde, el momento en el que el corazón se posa.”
Por si te interesa saber:
Este párrafo pertenece a Lejos de Frin. Continuación de uno de mis libros favoritos: Frin. (Creado por Luis María Pescetti).
Es un libro Infantil, pero un adulto puede disfrutarlo igualmente, debido al tinte maduro -por no repetir adulto- que tiene.