R- NO ENTIENDO

¿Cómo puede ser que todavía no haya aprendido del pasado?

¿Cómo puede ser que no hayan aprendido del pasado?

¿Cómo puede ser que se vuelva al punto de inicio, una y otra, y otra, y otra vez?

¿Cómo puede ser que vuelva a elegir mal?

¿Cómo puede ser que todavía…? quiero

H- Deseo

¡Desesperación me da!
¿No Ves está timidez
Que siento cuando te veo,
Qué tengo cuando te siento?

¿A caso no ves que está indiferencia,
Es producto del pánico
Y del pesimismo traidor de mi ser?

Quisiera romper mis barreras,
Y en un acto de arrojo,
Sentir el regocijo de decirte,
Todo lo que no puedo.

Perdóname si me agobio,
Perdóname si me ahogo en palabras
¿A caso no ves que mi vergüenza, opaca a mí honestidad?

H- Mirame

Mirame.

Mirame bien.

Mirame y que tus ojos hablen.

Que hablen por mí.

Por vos.

Por los dos.

Quiero que me digas lo que no te atrevés y seas sincero por una vez.

No tengas miedo…
yo no lo tengo.

Bueno…

Un poco quizás.

Pero no importa, estoy lista.

¿Y vos lo estás?

H- Al finalizar la guerra (Antes).

Cuando era chica, cinco o seis años, me consideraba una de las personas más afortunadas de todo el mundo. Tenía un padre con el que me pasaba la noche jugando y a una madre dulce y risueña que me ayudaba a dormir contándome cuentos de hadas y princesas.

Después nació mi hermanita, Jazmín. Al principio tuve celos, pero después, cuando creció un poco, entendí que no había mejor cosa en el mundo que tener a una hermana. Éramos felices, parecía que nada iba a poder cambiar nuestra felicidad, hasta que, al pasar unos años, ocurrió. Un día, sin dar previo aviso, empezaron a decir en las noticias que el país estaba en guerra, me acuerdo que no le di mucha importancia, hasta aquella noche.

Recuerdo que estaba con mi hermana en el cuarto y de repente, escuché un ruido. Un
golpe seco que retumbó en el silencio de la noche. Tuve miedo, pero fui valiente y quise
ver. Empecé a caminar por el pasillo de manera silenciosa, tenía presente las advertencias de mis padres de que si veía algo raro, tenía que agarrar a mi hermana y llevármela lejos, no importe donde, sino irme. Caminé, a paso lento y firme, hacia ese lugar donde escuché el ruido. Llegué al cuarto de mis padres y me asomé sigilosamente a ver qué ocurría. Lo que presencié nunca lo pude olvidar. Mi mamá lloraba a mares y mi papá intentaba consolarla, diciéndole que iba a la guerra por voluntad propia, pero no había manera. Estaba rota.

 
Todavía recuerdo su voz dando explicaciones que ni yo lograba comprender. Sin darme
cuenta, lloré como mi mamá, las lágrimas caían por mis mejillas y de repente, siento algo
en mi pierna, era mi hermana, que me miraba con ojos llorosos mientras se aferraba a mi fuerte. Sólo pude abrazarla.

 


Escrito realizado para una materia de la Universidad.

Párrafo

Abro un paréntesis en mi blog.

El siguiente párrafo pertenece a uno de los libros que más me gustan. La razón por la que lo trascribo, es porque aunque no lo creas, me inspira. Son esas frases que por algún motivo que se me escapa, me llegan al alma.

El párrafo dice:

“Estamos hechos de unos hilos tan delicados como imposibles de separar. Nadie ve nunca, o casi nunca, el momento en el que el corazón apoya su mano en algo. Elige. Mira. Luego eso queda unido y te acompaña toda la vida, como un secreto que es tuyo, pero le pertenece al corazón. Nadie ve nunca, o casi nunca, como tampoco vio Arno esa tarde, el momento en el que el corazón se posa.”

 


Por si te interesa saber:

Este párrafo pertenece a Lejos de Frin. Continuación de uno de mis libros favoritos: Frin. (Creado por Luis María Pescetti).

Es un libro Infantil, pero un adulto puede disfrutarlo igualmente, debido al tinte maduro -por no repetir adulto- que tiene.